Las “apariciones de la Virgen del Rosario de San Nicolás” ante Gladys Motta, una ama de casa “común y corriente” de esa localidad próxima al límite entre Buenos Aires y Santa Fe, provocaron, desde mediados de la década de los ‘80, una enorme devoción y peregrinaciones multitudinarias que contaron con un acompañamiento piadoso de la Iglesia.
No obstante, hasta ahora no se había reconocido oficialmente el carácter sobrenatural del fenómeno, a pesar de que en razón de estos hechos todos los 25 de septiembre se congregan miles y miles de devotos ante la enorme basílica que se construyó.
El martes último, durante una peregrinación multitudinaria, el obispo Cardelli leyó el decreto de reconocimiento, y dijo que tomó la decisión luego de un largo proceso que incluyó consultas a peritos y testigos, estudios de los mensajes y un profundo discernimiento que compartió con sus predecesores obispos.
A continuación, el texto resolutivo del decreto episcopal:
“En virtud de todo lo afirmado, y como obispo diocesano facultado para este tipo de pronunciamiento; motivado por un sentido de conciencia justa, decreto con certidumbre moral, buena intención y esperanza; cumpliendo los requisitos del discernimiento sugeridos por la Santa Sede; buscando la mayor gloria de Dios y el bien de nuestra Iglesia; invocando el nombre de Dios Altísimo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, el nombre de María del Rosario de San Nicolás, el de su esposo San José, reconozco el carácter sobrenatural de los felices acontecimientos con los que Dios a través de su hija predilecta, Jesús por medio de su Santísima Madre, el Espíritu Santo por medio de su dilecta esposa, ha querido manifestarse amorosamente en nuestra diócesis. Finalmente, y como la Santa Madre lo ha pedido, imploro al Cielo en nombre de toda la diócesis, que sea Ella, por siempre la Reina y Señora de San Nicolás de los Arroyos”.